miércoles, 14 de enero de 2009

Reportaje de la alta gracia.

Reportaje de la virgen de la Altagracia.


Según la tradición, Nuestra Señora de Altagracia, fue vista en sueños por primera vez por una joven en Higüey, República Dominicana. Hace más de tres siglos, que la niña de espíritu recogido y entregada a la práctica religiosa, encargo a su padre en uno de sus viajes, la imagen de la virgen de la Altagracia. Esta mostro el cuadro por primera vez un 21 de enero al pie del naranjo donde se construyo el primer santuario a la virgen.

El cuadro originar de Ntra. Sra. de la Altagracia tiene 33 centímetros de ancho por 45 de alto y según la opinión de los expertos es una obra primitiva de la escuela española pintada a finales del siglo XV o muy al principio del XVI. El lienzo, que muestra una escena de la Natividad, fue exitosamente restaurado en España en 1978, pudiéndose apreciar ahora toda su belleza y su colorido original, pues el tiempo, con sus inclemencias, el humo de las velas y el roce de las manos de los devotos, habían alterado notablemente la superficie del cuadro hasta hacerlo casi irreconocible, María de la Altagracia lleva los colores de la bandera dominicana anticipando así la identidad nacional. Su cabeza, enmarcada por un resplandor, y por doce estrellas, sostiene una corona dorada colocada delicadamente, añadida a la pintura original. San José observa humildemente, mirando por encima del hombro derecho de su esposa; y al otro lado la estrella de Belén brilla tímida y discretamente.

El marco que sostiene el cuadro es posiblemente la expresión más refinada de la orfebrería dominicana. Un desconocido artista del siglo XVIII construyó esta maravilla de oro, piedras preciosas y esmaltes, probablemente empleando para ello algunas de las joyas que los devotos han ofrecido a la Virgen como testimonio de gratitud.

Desde el año 1502 se le rinde culto a la imagen de la Altagracia, quien tuvo el privilegio especial de haber sido coronada dos veces; el 15 de agosto de 1922, en el pontificado de Pío Xl y por el Papa Juan Pablo II, quien durante su visita a la Isla de Santo Domingo el 25 de enero de 1979, coronó personalmente a la imagen con una diadema de plata sobredorada, regalo personal suyo a la Virgen, primera evangelizadora de las Américas.

Como la famosa Lourdes en Francia, y la del Pilar en España, la Madonna de Pompeya en Italia, la Guadalupe en México y otras, la advocación de la Virgen de Altagracia es muy popular entre los dominicanos quienes cada año se dan cita en la basílica de Higüey.

Es difícil para nuestros hermanos de otros países entender la importancia de Nuestra Señora de Altagracia para los dominicanos. Sin embargo, no hay que sobreabundar con detalles sobre la presencia del culto a la Virgen de Altagracia en la República Dominicana.

La Altagracia es importante para el pueblo dominicano porque es milagrosa. Desde hace 500 años Nuestra Señora de la Altagracia está intercediendo ante su Hijo Jesús para que intervenga en nuestra vida cotidiana.

En la actualidad, casi no existe una familia dominicana en donde no se encuentre un testimonio de la intercesión de "Tatica", Nuestra Señora de la Altagracia.

En un principio la fiesta de nuestra señora de la Altagracia se estableció el 15 de agosto, por ser el día de la asunción de maría, luego paso al 21 de enero por los hechos milagros que se produjeron en Higüey.

Hay que decir que todo lo que envuelve el cuadro de la virgen es un misterio´,
quien lo pintó? ¿Cómo llegó a Higüey? ¿Por qué Dios quiso que estuviera en Higüey? ¿Por qué es milagroso? Sólo Dios sabe.

A nosotros nos queda arrodillarnos humildemente y adorar a nuestro Señor y Salvador, junto con la imagen de Nuestra Señora de la Altagracia, Protectora de los dominicanos y razón de ser del pueblo de Higüey, imán que atrae a miles de peregrinos durante casi cinco siglos de u exsistencia, que buscan intercesión de la Altagracia ante su hijo, Jesús.

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